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El maní y la transformación de mercado

Coplana cuenta con 110 cooperativas productoras de maní, que trabajan en conjunto con decenas de otras familias y cultivan en áreas de renovación de caña, en el sistema de rotación de cultivos. Este modelo ha sido fomentado por la Cooperativa desde principios de los años ochenta. Así, las mismas zonas productoras de azúcar y del combustible renovable etanol, producen el maní de primera calidad. 

Se trata de una iniciativa pionera que recupera un cultivo basado en las tradiciones familiares de la región. Ya al principio de la trayectoria de estos cooperativistas, el maní llevó al campo y al procesamiento en la Cooperativa los conceptos de ESG (dentro de criterios ambientales, sociales y de gobernanza), al permitir que pequeños productores de caña se convirtieran en grandes productores de maní. 

El cultivo fomentó trabajo e ingresos a las familias y generó empleo en toda la región. Los beneficios técnicos pasaron a formar parte de la alianza caña-maní, con ventajas agronómicas para ambos cultivos, además de beneficios en materia de sostenibilidad de la producción. 

Los protagonistas del crecimiento del maní entre los productores fueron el estímulo a la mecanización en el campo, el uso de nuevas variedades, las inversiones tecnológicas en estructura de recepción y procesamiento, la búsqueda de la calidad, la sostenibilidad y la articulación con nuevos mercados.

Recientemente, Coplana inició un proyecto de ampliación de las áreas productoras, prospectando en nuevas regiones, con el objetivo de garantizar su crecimiento sostenible y añadir cada vez más valor a los cooperativistas.